5 de febrero de 2024
Compatibilidad de envases
En el blog de hoy nos sumergimos en un aspecto crítico pero que a menudo es pasado por alto: la compatibilidad entre el envase y el producto. ¿Alguna vez te has preguntado cómo el envase puede influir en la estabilidad de tu producto favorito? ¿O cómo el propio producto puede afectar al envase que lo contiene? No son preguntas menores, y la verdad es que cuando surgen problemas traen de cabeza a los departamentos de formulación y desarrollo.
Un producto es la unión de envase + fórmula
Envase y fórmula forman la parte física del producto, que estará completo al añadirle los textos. Como en toda relación, la compatibilidad es la clave para la armonía y la longevidad. Es muy importante al desarrollar nuestra formulación que tengamos en cuenta las particularidades del envase, ya que a menudo nos va a impactar en la viscosidad, la cantidad de conservante necesaria, la evolución del color… Si además el envase tiene partes de plástico u otros materiales orgánicos (celulosa, algodón…) debemos considerar también la interacción química entre la formulación y el envase.
Por tanto, el envase no es solo un recipiente bonito que contiene nuestro producto favorito; es un guardián de su estabilidad y su seguridad. Por ejemplo, los productos sensibles a la luz, como ciertos aceites esenciales y antioxidantes, necesitan envases opacos para protegerlos de la degradación causada por la luz ultravioleta. La elección del envase adecuado puede proteger al producto de factores ambientales y mejorar la experiencia de uso de nuestra formulación.
Además, la interacción entre el material del envase y los ingredientes del producto es crucial. Algunos productos, especialmente aquellos que contienen ingredientes alcalinos o ácidos, pueden reaccionar con ciertos tipos de plásticos o metales, causando contaminación o incluso la degradación del propio envase. Es por eso por lo que es fundamental seleccionar materiales que sean compatibles con los ingredientes del producto para garantizar su estabilidad a lo largo del tiempo.
Asimismo, la relación entre el envase y el producto es bidireccional. El producto en sí mismo puede tener un impacto significativo en el envase que lo contiene. Por ejemplo, los aceites esenciales, incluso diluidos, pueden (y suelen) corroer las tetinas de los goteros o dañar las partes plásticas de los envases airless, causando fugas de producto y deterioro del propio envase.
Por otro lado, algunos ingredientes cosméticos, como son los conservantes o la urea, pueden migrar a través de las paredes de los envases de plástico, lo que potencialmente compromete la integridad del material y afecta a otros productos almacenados en el mismo envase. Es por eso que es crucial comprender la composición química y las propiedades del producto al seleccionar el envase adecuado.
Estudio de Compatibilidad entre Envase y Producto Esencial para la Estabilidad Cosmética
El estudio de compatibilidad entre el envase y el producto cosmético se convierte por tanto en un proceso fundamental en el desarrollo de productos de calidad.
Este estudio busca comprender cómo el material del envase interactúa con los ingredientes del producto y cómo esta interacción puede afectar la estabilidad y la seguridad de la fórmula, así como a la funcionalidad del envase, a lo largo del tiempo.
Tras elegir cuidadosamente los materiales del envase considerando las propiedades químicas y físicas de la fórmula, es tiempo de comprobar de forma empírica que hemos hecho la selección correcta.
Normalmente las pruebas de compatibilidad se realizan dentro del propio estudio de estabilidad, ya que van a requerir envejecimiento de las muestras en estufa. Así aprovechamos tanto el tiempo como el material que tenemos en la estufa para hacer todas las observaciones a la vez. Tal como os comentamos en el Blog de estabilidad, es siempre recomendable utilizar el envase definitivo (o al menos un envase que sea del mismo material) para las pruebas de estabilidad.
Cuando saquemos las muestras de estabilidad, podemos observar los siguientes parámetros en el envase:
- Aspecto general: Miraremos si se han hinchado los tubos, si el envase mantiene la forma, si hay cambios en la forma y el aspecto del envase.
- Color: verificaremos si ha cambiado el color del envase, por ejemplo, si los plásticos se han amarilleado, si el aluminio sigue igual.
- Funcionalidad: si las tapas abren y cierran bien, si las bombas siguen funcionando, si el spray sigue difundiendo de la misma manera o se ha colapsado.
- Pérdida de peso: evalúa la capacidad del envase de prevenir la desecación o evaporación del producto.
- Anclaje de tintas: en envases serigrafiados o impresos, podemos valorar si el producto “borra” la impresión o la altera en alguna medida.
- Craking: la formación de grietas o fisuras en el material del envase. Esto puede ocurrir debido a varios factores, como la presión interna, cambios de temperatura, o incluso defectos en el material de fabricación. El cracking en un envase puede comprometer la integridad del mismo, lo que podría afectar la calidad del producto que contiene o incluso causar derrames.
Fuera del estudio de estabilidad, podemos hacer otras pruebas al envase para ver si tiene la funcionalidad adecuada:
- Pruebas de dosificación: veremos si el envase permite dosificar el producto correctamente desde el inicio hasta el final del uso
- Remanente: Veremos cuánto producto queda dentro del envase después del uso, cuando ya no sale más por la bomba o el dispensador.
Para envases con remanentes muy altos, podemos sobre dosificar para que el consumidor reciba la efectivamente la cantidad nominal con el uso normal de la bomba o el dispensador.
Los resultados de estos estudios proporcionan información crucial para la selección del envase adecuado y el diseño de formulaciones estables y seguras. Si se identifican posibles problemas de compatibilidad, se pueden tomar medidas correctivas para garantizar la integridad del producto y el éxito del lanzamiento.
Al comprender y optimizar la relación entre la formulación y el envase, además de asegurar la calidad y la seguridad de tus productos, puedes ofrecer a tus consumidores una experiencia cosmética superior y duradera.
A menudo subestimamos el envase, pensando que su elección solamente responde a criterios estéticos o de sostenibilidad. Pero la elección cuidadosa del envase adecuado y la comprensión de cómo interactúa con el producto van a tener un impacto significativo tanto en la vida del producto como en la experiencia del usuario. Seguro que todos tenemos alguna experiencia con un champú que no fluye de la botella, una crema que se queda en el fondo del frasco o un spray que nos escupe… seguro que lo que pensamos es que ese producto era de baja calidad y la confianza en la marca cayó.
La próxima vez que sostengas tu producto cosmético favorito, tómate un momento para apreciar el vínculo invisible pero poderoso entre el envase y la formulación. Porque en el mundo de la cosmética, la armonía entre estos dos elementos es la clave para una experiencia que perdure en el tiempo.
Descubre más sobre Celia Campos, Technical Director y co-fundadora en MuttuLab, autora de este artículo.
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