29 de junio de 2022

Sostenibilidad

Piensa global, actúa local

Para cualquiera que viva en nuestro planeta y tenga los ojos mínimamente abiertos es evidente que la sostenibilidad es un concepto imprescindible para preservar, no solo el medio ambiente, sino nuestra propia supervivencia a largo plazo.

Las Naciones Unidas, en 1987 definieron el Desarrollo Sostenible como: “aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Las actividades humanas tienen un impacto evidente y claro, es cosa de todos intentar que dicho impacto sea lo menos lesivo posible.

Y creo que este es uno de los primeros conceptos clave:

No podemos eliminar completamente el impacto del ser humano, pero podemos buscar formas que este impacto sea poco lesivo para el planeta o incluso neutro.

Porque nuestro impacto en el paisaje, sobre la biodiversidad o en los patrones de erosión se ha detectado desde el inicio de la civilización. Pero a nadie se le escapa que este impacto era mucho más benigno y que el efecto dañino se ha venido incrementando exponencialmente desde la Revolución Industrial.

Hay voces que llaman a “volver atrás en el tiempo” y renunciar a parte de los avances conseguidos en los últimos siglos, pero este esquema no es realmente factible o sostenible a nivel global, ya que hay países que apenas están empezando a disfrutar estos avances y no sería justo pedirles que los abandonen por la falta de mesura pasada de otras naciones. Y para que las medidas funcionen, deben ser globales, ya que la tierra no entiende de fronteras. “O progresamos todos o no hay progreso”, reza el lema del capitalismo consciente.

Por tanto, parece claro que la respuesta es la SOSTENIBILIDAD, pero una sostenibilidad integral, que abarque todos los aspectos de nuestra vida. Seguir haciendo lo que nos gusta, pero de una forma que se pueda mantener en el tiempo, que no agote los recursos, contamine los espacios, afecte a las personas o altere el medio.

Desde MUTTU, creemos que hay que ser ambiciosos, y que la sostenibilidad de nuestras acciones se puede lograr si atendemos a estos 3 pilares:

Porque solamente si nuestras acciones son completamente sostenibles, podremos de verdad reducir nuestro impacto negativo.

Pero ¿qué cosas podemos hacer para que nuestras acciones sean sostenibles para el medio ambiente? ¿Cuáles de nuestras acciones tienen un mayor impacto?

Sostenibilidad medioambiental

Además de pensar en formas de reducir el consumo de energía, también podemos pensar en preservar las fuentes de agua, gestionando bien los residuos para no contaminar los acuíferos y vigilando los productos que utilizamos para que no lleguen substancias tóxicas al ciclo del agua.

¿Sabéis que se han encontrado restos de fármacos en algunos peces salvajes? Los científicos probaron una feminización de los machos de varias especies de peces en aguas contaminadas con hormonas sexuales provenientes de aguas residuales (que contienen la orina de miles de mujeres que toman anticonceptivos).

Obviamente no podemos dejar de utilizar los fármacos que necesitamos, pero sí que nos podemos preocupar de utilizar productos con aclarado poco contaminantes, como detergentes para la ropa, para los platos o productos cosméticos.

Serán sostenibles aquellos productos con baja toxicidad medioambiental, o que sean rápidamente biodegradables en el medio, y poco biopersistentes, pero también aquellos obtenidos utilizando de forma racional el agua, sin malgastar el recurso con riegos extensivos, por ejemplo.

Podemos saber la toxicidad medioambiental de un ingrediente revisando su hoja de seguridad y/o su etiquetado, que debe cumplir el reglamento Europeo CLP o bien consultando la Base de datos de la Agencia Europea de productos químicos (ECHA por sus siglas en inglés).

A este efecto, muchos gobiernos han promulgado leyes sobre gestión de residuos, de uso racional del agua… que tienen graves costes económicos para las empresas; y esto nos lleva al segundo punto: la Sostenibilidad Social.

Sostenibilidad social

Buscando ahorrar costes, muchas empresas han deslocalizado sus producciones, buscando países con regulaciones medioambientales más laxas y condiciones laborales menos proteccionistas. Estos países utilizan sus “suaves” regulaciones internas para atraer tejido empresarial y prosperar, pero a un alto coste tanto medioambiental como social.

Pero como hemos dicho antes, la Tierra no reconoce fronteras, y la vitalidad de nuestro entorno no solamente depende de lo que hacemos nosotros, sino de todo el mundo.

No podemos cambiar las empresas o los países, pero sí podemos recuperar el valor por el trabajo, por la mano de obra.

Reconocer el valor del trabajo ajeno es vital para que nuestro estilo de vida actual sea sostenible en el tiempo.

Valorar lo artesano, la producción local y/o socialmente respetuosa, teniendo en cuenta que el coste puede ser un poco mayor, pero poniendo el acento en el valor añadido que aporta, es el primer paso que podemos dar.

Por ejemplo, no es sostenible que en Chile los productores de aguacates tengan restringido su acceso al agua potable porque se utiliza preferentemente para regar los mismos aguacates que cultivan. Podemos mandar ayuda, hacer planes de rescate, pero el problema de raíz es que se trata de un cultivo no sostenible desde el punto de vista social, aunque sea natural, ecológico e incluso lucrativo. Y he mencionado los aguacates, pero hay miles de ejemplos de productos naturales obtenidos de forma poco sostenible.

Contar con proveedores confiables, que apliquen políticas de Responsabilidad Social, con programas de Access Benefit Sharing o que fomenten el comercio justo serán nuestros mejores aliados para una forma de visa más sostenible.

Y otra vez aparece el factor económico; lo que nos lleva al tercer punto. Todo debe ser económicamente sostenible.

Sostenibilidad económica

De nada sirve el producto más sostenible del mundo, si no puede ser accesible a la mayoría de la población. Sostenible no puede ser sinónimo de elitista y de lujo, sino que debe estar al alcance del mayor número de personas posible para que sea efectivo.

Para ello, las políticas de transparencia empresarial y políticas de precios ajustadas al valor real de los productos son las grandes aliadas de las empresas sostenibles.

El compromiso con la sostenibilidad debe estar presente en los valores de nuestras marcas de referencia.

Desde MUTTULab apostamos por la sostenibilidad global. Teniendo en cuenta que actualmente no contamos con todas las herramientas y la tecnología necesarias para conseguir el impacto neutro sobre el ambiente, pero los grandes viajes se inician con un paso. Poco a poco, decisión a decisión, podemos hacer nuestra vida más sostenible y dejar a las próximas generaciones un mundo mejor al que nos encontramos.

Descubre más sobre Celia Campos, Technical Director y co-fundadora de MuttuLab, autora de este artículo.

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